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miércoles, 13 de julio de 2011

Al anochecer

Aquella casa pertenecía a la misma familia desde hacia años y se utilizaba como residencia de verano, pero nadie, ni siquiera el abuelo, conocía los motivos que la encadenaron a aquel lugar.

Por la noche, sin que nadie pudiera escucharla, salía de su habitación con la meticulosa delicadeza de las gatas. Descalza, se deslizaba sobre las yemas de sus dedos, que posaba con cuidado en cada madera, midiendo sus movimientos.  Se escondía en cada esquina, detrás de las puertas, en las sombras de las cortinas, hasta que salía al patio delantero. Cuando la luz de la luna se proyectaba en su piel blanca, al fin podía respirar hondo y comenzar a vivir.

Fuera, se mezclaba con quienes acudían al lugar. No podían percibirla, salvo cuando, embriagada por las risas, se dejaba llevar y posaba sus manos sobre ellos para sentir la vida que los colmaba. La brisa del monte era su cómplice, a quien achacaban los escalofríos o cosquilleos que les producía. Ella, entonces, también reía.  Satisfecha, tornaba a su dormitorio con una mezcla de alegrías y nostalgias, a la espera de un nuevo alunecer.

Para Roberto en su tercera celebración de cumpleaños, el mismo año.



6 comentarios:

  1. Anoche la sentí entre un grupo de amigos, nos iba tocando a todos y se reía con abiertas carcajadas.
    Precioso, Anita
    Besos

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  2. Yo creo que también la sentí...

    Besitos

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  3. Siempre esperando su noche, para mezclarse con los ritmos frenéticoa de la vida, para acunarse en ellos, para gozarlos.

    Blogsaludos

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  4. Muy onírico. Espero que Roberto celebre tres veces el mismo cumpleaños, si no llegará a viejo enseguida.

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  5. Anita y Su, seguro que estaba entre nosotras...
    Montse un beso, gracias.
    Serafín un blogsaludo también para tí. Gracias.
    Cybrghost, él no quería celebrarlo, así que de recochineo ayer fue la tercera vez que cumplio el mismo año. Este chico no será viejo nunca si conserva su espíritu como hasta ahora. Un besito también para ti.

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