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miércoles, 30 de marzo de 2011

Cuando la guerra terminó miró desconsolado a su alrededor. En tierra yacían, enredados en sangre, cientos de cuerpos. El enfrentamiento había llevado la muerte tanto al campo de batalla como a  su interior. De todo aquello sólo supo extraer su habilidad para sobrevivir, aún cuando se había convertido en su propio verdugo...

domingo, 20 de marzo de 2011

Cerró los ojos y buscó una respiración que le trajera calma. Comenzó a sonar la música y sus pies decidieron danzar descalzos  sobre su alfombra de colores. De repente miró hacia abajo y allí estaba. Se había desprendido de él. Su cuerpo yacía en el suelo. Trató de reanimar el recipiente que la había contenido durante tantos años, pero todo esfuerzo fue en vano. El vértigo la invadió, pero no le costó aceptar su nuevo estado. A partir de aquel momento se olvidó de los límites.



jueves, 17 de marzo de 2011

Luz interior

Llovía fuera, en la calle. Dentro  nunca nadie lo vió  dejar brotar trocitos salados de su corazón, pero él también llovía.

En soledad recogía sus pedazos en un vaso y con cuidado los guardaba  en un bote que cerraba con fuerza. No podía dejar evaporar su regalo, aquel que entregaría a quien fuera su estrella. A ella le ofrecería  la más pura de las esencias, las luces de su interior.

martes, 15 de marzo de 2011



Horrorizado por el espectáculo de sus hermanos, se sacó el apellido HUMANO y se quedó sólo con el SER.

sábado, 12 de marzo de 2011

Ventanas



Desde esta ventana viajo a otras ventanas. Aquellas que recuerdo porque fueron grabadas en mi memoria, la misma que hoy olvida la edad que tengo.

Me asomo a mi ventana de los 11 años. Veo una niña pasando tardes de domingo con sol y risas de salamandra. Aquellas tardes de moscas de vuelos imposibles sobre la mesa del almuerzo sin recoger.

Lentamente me aproximo a ella por detrás, no quiero distraerla. Permanece sentada en un escalón por fuera de la cocina y mira al Pinalejo casi sin verlo porque se enreda en su pensamiento poniéndole caras y lugares a su futuro.

La música de fondo sale de la lavadora que limpia incansable las ropas del abuelo, viudo ya desde hace años.  Ese señor de ojos húmedos y pelo blanco al que la nena admira por la sencillez de su espíritu joven y libre.

La ventana se cierra, los recuerdos se apagan, vuelvo a mi otra ventana de los 70 años. Ahora la vieja soy yo y miro como esa niña me observa. Sonríe. Sé lo que piensa.

viernes, 11 de marzo de 2011

Remolinos

Alguna que otra vez deseó no haber hecho caso de su curiosidad de explorador incansable. Ésta le había conducido a sumergirse de cabeza en aquel remolino que le absorbió de inmediato. De no haber sido por ese momento de debilidad, habría  llegado pronto a su hogar, y no veinte años después.

Fue así como arribó a una isla rocosa en medio del océano. Apareció tendido en la playa de un lugar desconocido y en otro tiempo. Allí permaneció un tanto desorientado y aunque trataba de disimular su origen, podía adivinársele un halo de héroe antiguo.

Pasaron los años y aunque su obstinación crecía, no eran así las posibilidades del regreso. Su lucha fue titánica, cada día, en cada momento, buscaba y formaba remolinos en el mar, tratando de propiciar uno parecido al que le trajera. Atrapado en otra época decidió viajar por sus universos en busca de la puerta que le devolviera a su realidad.

Fue ella quien, cuando ya casi había renunciado a su vuelta,  le dio un motivo para quedarse.

Llegó sin que nadie se diera cuenta. Nadie, excepto él. De golpe allí estaba, entre sus brazos, en medio de un abrazo eterno del que parecía haber formado parte desde el principio. Fue inútil resistirse y al besarla, oyó aquel chasquido seco que reconoció de inmediato. Fue arrancado de sus labios para caer desde lo alto en casa. Ahora los remolinos estaban en su interior, de dónde jamás podría arrancarlos.


jueves, 10 de marzo de 2011

Nuestras lavas

Anoche soñé con volcanes. Surgían de la nada entre tú y yo, interponiendo su vómito incandescente y destruyendo los caminos que nos unían, antes si quiera de ser transitados.

En mis sueños me consoló saber que había sido la fuerza de la naturaleza quien nos había vencido, es imposible vedar las entrañas de la Tierra. Cuando desperté busqué y no encontré los motivos que apagaron nuestro calor, nuestras propias lavas sobre las que ahora camino.

jueves, 3 de marzo de 2011

Difícil tarea la del sastre

Vivía atrapada en sus límites que cada día trataba de redefinir para hacerlos a su medida. Difícil tarea la del sastre, se decía mientras se observaba prisionera en el vestido que  habían cosido para ella, puntada a puntada sobre su piel. Vestido confeccionado para una madre, que también sirva para quien es hija, amiga, esposa, compañera de trabajo. En definitiva, vestido de mujer, de un color discreto y a una altura prudente. Éste es el que te sienta bien, le decían mientras el hilo atravesaba sus aspiraciones. Y así vivía, oculta bajo aquel disfraz que cada día diseñaban para ella sin su permiso.