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lunes, 26 de diciembre de 2011

Shhhh, nuestro secreto

      Tengo caracolas en el pelo porque me gusta mezclarme con las olas. Voy a la playa y me entrego a la sal despacito. Primero descalzo mis pies y los hundo en la arena, hoy está fría porque el sol no luce en el cielo, pero no importa, dejo que se meta entre mis dedos y me cubra hasta los talones.

      Me acerco a la orilla. Una sensación de vértigo me acompaña ante la idea de la fusión y poco a poco me entrego a este trocito de costa... Sigo avanzando. No hay nadie a mi alrededor, o al menos yo no lo percibo. El silencio se hace y me sobresalto ¿Cómo es posible tanta quietud? Sólo escucho el sonido repetitivo del agua que alcanza la orilla y se introduce no sólo por mis oídos, sino también por mis poros. Otro paso más y el agua me empuja adelante y atrás. Rozo con la yema de los dedos la superficie y atrapo un alga que bailaba junto a mí. Otro pasito y ahora el mar me toma por la cintura pidiéndome que dance con él. Accedo y doy otro paso, ya casi de puntillas. El agua me cubre y ya no siento el peso de mi cuerpo. Me inclino hacia delante y cuando quiero darme cuenta estoy jugando con las caracolas del fondo. Miro hacia arriba y la superficie es un espejo del cielo. La brisa se transforma, convirtiéndose en las corrientes de agua fresca que me envuelven y recorren. 


        No pienso decirle a nadie dónde está este paraíso, terminarían por destruirlo o cobrar entrada para visitarlo. Tampoco tú les digas que esto es lo que se siente cuando te bañas en el océano. Llevo aquí abajo tanto tiempo... Espero que nadie se haya dado cuenta.   ¡Shhhh!  Es nuestro secreto. Me seco las escamas y me voy.

3 comentarios:

  1. Precioso secretro sirena!!! Me dejas meter los pies...
    Feliz ranidad

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  2. Qué chulada, lo has descrito super bien. Al leer parece que te estás sumergiendo en este maravilloso océano.

    Besos marinos

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