En todos sus viajes cosechó cientos de fotografías. Sin embargo, en aquél su cámara captó sólo milagros… una mujer de cabellos largos que recogía un regalo y salía corriendo traspasando paredes, un niño que jugueteaba en el lago a veces sobre la superficie, a veces en las profundidades, nieve en las costas de su isla, niñas que mezclaban saltitos con pequeños vuelos…
Poco a poco fue perfeccionando su capacidad para llegar a lugares lejanos y horas después estar de regreso. Nadie podía sospechar dónde ni con quiénes había estado, ni siquiera aquella enfermera que la atendía en el hospital psiquiátrico.
Dan ganitas de volverse loca!
ResponderEliminarEspero que esa enfermera valorara su sonrisa
Un abrazo
Que bueno Ana. Al final ¿Quienes son los locos? ¿Los que se empeñan en ignorar lo mágico de este mundo o quienes lo ven?
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