Amanece, mi cuerpo me dice, “Vete”, pero permanezco quieta, inmóvil, bebiendo la mañana en tu taza de té. Los grillos se han ido y en su lugar algún pájaro aletea y canta sin preocupaciones. A mi todo me dice: “Vete, vete…”, la brisa, el pájaro, el té. Pero no se ha cumplido aún el tiempo y no puedo marcharme. Cuando por fin el aire entra en la casa clausurada por la noche, miro el cielo. Está gris, como yo esta mañana.
De repente, algo se desata y siento que puedo marcharme. Una palabra, una mirada o un gesto me han dado fuerzas, no estoy en casa. Las once de la mañana, cojo mis cosas y me despido, ya han pasado doce horas. Doce horas contigo.
Precioso Relatadamente mía
ResponderEliminarEsto me parece para recordarlo "A mi todo me dice: “Vete, vete…”, la brisa, el pájaro, el té."
Te querría también 12 horas conmigo.
Abrazos
Para mí ha sido uno de los de releer varias veces.
ResponderEliminarMuy chulo
A mi me encantaría estar esas doce horas contigo. Seguro que los susurros dirían "Quédate, quedate"
ResponderEliminarMe alegra que te guste Su. Besitos repletos de ganas de compartir mas tiempo con ustedes.