Solía quedarse mirando durante horas las palomas que volaban hasta su ventana. Inmersa en sus pensamientos ella también volaba lejos con las alas que cada día le crecían en su imaginación y así conseguía pequeñas cotas de la libertad que le eran negados en su otro mundo. Sin embargo, guardó en secreto esta doble vida.
A las 8 se encerraba en su cuarto y desde fuera sólo podía escucharse el frenético ritmo de las teclas de su ordenador. Así se pasó ni se sabe cuánto tiempo, hasta que un día lo tuvo listo. Ya había finalizado su obra. Se había reescrito pero ahora sí, escuchando cada uno de los dictados de su corazón.
Para Susana en su cumple-sueños. Me gusta que compartamos vuelos.
Un abrazo, relatadamente tuya: Ana Belén.
Gracias niña!! Ya sabes como me ha emocionado el regalito.
ResponderEliminarEstá precioso.
Besosss
Qué lindo... me encanta Anita, ya lo sabes
ResponderEliminarSusana reescribiéndose, ahora viviéndose
Abrazos
Qué preciosura!
ResponderEliminarY además es cierto: todos podemos reescribirnos.
Un abrazo
Qué bonito.
ResponderEliminarReescribirse y cumplesueños feliz. Este tipo de cumples se puede repetir varias veces en un año.
Un abrazo
Es bonito reescribirse. Es un proceso que a veces resulta doloroso, porque hay que cerrar capítulos, pero tenemos tantas hojitas en blanco que resulta emocionante.
ResponderEliminarBesitos para todos/as.
Y también llega un momento para cerrar el libro y hacer lo que se escribió, y el corazón toma aire...
ResponderEliminarPues sí, tenés razón, che. Un besito con aire!
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