Creo
que he tenido suficiente paciencia. No puedes decir que no he respetado tu
espacio. El 29 de abril fue la última vez que nos vimos y desde entonces me he aguantado
las ganas de llamarte o buscarte. Mis amigas me dicen que ya está bien, que soy
medio boba por no exigirte que te presentes de una vez y des la
cara, pero no es mi estilo. Yo prefiero que seas tu quien decida acercarse a
mi. Mientras, me consuelo con fantasías en las que apareces de pronto y con tu
dulce violencia entras en mí poseyendo mi cuerpo y mi pensamiento. Jo, sólo de
pensarlo tiemblo ¿Por qué será, querida musa, que ya no vienes a verme?
Aquí estoy de nuevo. Aprovechando el impulso de la marea llena, espero poder publicar
cositas más a menudo.
Confesaré que no lo ví venir, Ana Belén. Me preparaba para un final de desamor, transitando por ese clima de pasión evanescente.
ResponderEliminarLas musas son como la sombra, si te acercas se van y si te alejas vienen.
Un abrazo,
Por eso es bueno jugar y enredarse con ellas desde esa cercanía intocable. Saludos Pedro, nos vemos por tu blog.
EliminarRelatada:
ResponderEliminar¡Si es que las musas son muy suyas! Lo mejor es ponerse en el tajo y entonces van ellas y se animan!
Salu2 posveraniegos.
Igual vienen movidas por la rabia de que escribamos sin su permiso. Mmmm, valoraré esa táctica. Saludos para ti también Dyhego, me paso por tu blog.
EliminarMira que son puñeteras estas musas, aparecen cuando menos te lo esperas, en mitad del sueño, en medio de una multitud, cuando te falla el teclado, ect...
ResponderEliminarMejor las esperamos frente a la pantalla en blanco, a ver si se animan.
Besitos