Mientras volaban buscaban desde el aire un cuerpo sobre el que posarse. Aquel que ahora divisaban les parecía atractivo. La silueta de una mujer de mediana edad, algo estresada por el fin de las vacaciones. Así que se lanzaron en picado y cayeron. Se deslizaron desde una de sus mejillas hacia su garganta. La puerta perfecta de entrada. Allí se agazaparon buscando el momento en que nadie los viera para reproducirse. Los guardianes del lugar estaban adormecidos por la tristeza que en aquellos días reinaba en todo el organismo. Perfecto, se dijeron y comenzaron a multiplicarse. ¡¡¡Achús!!! Era la prueba de que estaban allí.
Los virus y su capacidad de penetración en el alma humana. Saludos
ResponderEliminarSi son hasta simpáticos estos virus! Buen relato de fin del verano, principio de mocos!
ResponderEliminarAbrazos
Todos unos cazadores. Me los imagino sobrevolando nuestras cabezas en busca de la presa más fácil... ésta si, ésta no, ésta si, ésta no...
ResponderEliminarBesos
Bonita forma de terminar el verano: Con mimos
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ResponderEliminarPor fin puedo conectarme. Los mocos dicen adios y yo hola!!!
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